Descarbonizar las clases medias: Sobre la distribución social de la huella de carbono en España (Ecología y Clase #002)
Existen diferentes formas de mirar las emisiones de un país. La más habitual es por sectores (agricultura, transporte, electricidad, industria, etc) que en el fondo es un reflejo de la estructura productiva y económica de dicho país: los principales sectores productivos, el peso del transporte por carretera, el grado de urbanización, las principales fuentes de producción eléctrica, etc.
Otra manera de mirar la estructura de emisiones de un país es desde el punto de vista de lo que consumen sus ciudadanos, a través de la llamada huella de carbono1. Como a nivel de consumo las emisiones son proporcionales al gasto, esto es un reflejo de la estructura de riqueza y desigualdad de dicho país.
La huella de carbono es un indicador no exento de problemas ya que individualiza procesos que tienen una fuerte componente estructural2: hay gente que decide usar el coche para ir a comprar el pan y hay gente que se ve obligada a coger el coche para ir a trabajar porque no tiene una alternativa de transporte público razonable. No quiero meterme mucho en este tema hoy pero la atribución de responsabilidades climáticas usando la huella de carbono es una idea útil pero que pronto encuentra ciertos límites.
Sin embargo, la huella de carbono es relevante por dos motivos. Por un lado, permite estudiar la desigualdad de emisiones en nuestra sociedad y, por tanto, cómo debería ser una transición ecológica socialmente justa. Por otro lado, nos muestra qué consumos cotidianos (transporte, alimentación, vivienda, etc) tienen más o menos peso en individuos de diferente renta lo que nos permite ver cuáles son las políticas públicas y cambios individuales más necesarios durante la descarbonización pero también intuir los malestares difusos que pueden surgir durante el proceso.
Existen diferentes estudios sobre la huella de carbono de los hogares en España que, con métodos y fuentes de datos diferentes, dan lugar a resultados similares y consistentes. Al final del texto he incluido los enlaces a las metodologías de los estudios usados por si alguien quiere profundizar.
Huella de carbono per cápita por nivel de riqueza
En primer lugar tenemos los datos del World Inequality Report (WID) de 2022 que nos da los siguientes resultados para España.
Figura 1. Tablas con la huella de carbono per cápita (izquierda) y la renta y la riqueza media (en PPP) del 1%, el 10%, el 40% y el 50% más rico en España. Fuente
Como vemos, si bien la huella de carbono promedio son 7.7 tCO2e/cápita, el 1% más rico tiene una huella de carbono de 64,7 mientras que el 50% más pobre tiene una huella de solo el 4.6 tCO2e, es decir, 14 veces inferior. El decil de más renta, con 20.8 tCO2q/cápita tiene 4,5 más huella de carbono que el 50% más pobre y 2,5 más que el 40% de rentas medias. En cuanto a la relación entre el 50% más pobre y el 40% de en medio, este prácticamente duplica la huella de aquel.
Estos datos son similares con los datos de la UE obtenidos en 2020 por Ivanova et al basados en consumo (exceptuando al 1% más rico porque el WID corrige para captar mejor la renta, riqueza e inversiones de los hogares más ricos).
Figura 2. Huella de carbono individual (a) y por hogar (b) en la UE agrupados por cantidad de consumo (el 1% que, más, el 10% que más, el 40% de en medio y el 50% que menos consumen) . Fuente
Es difícil saber qué hogares están en cada uno de los grupos así que vayamos a los datos de la encuesta de presupuestos familiares del INE para ver el gasto por hogar de 2023 en euros.
Tabla 1. Gasto medio por hogar en el año 2023, según la encuesta de presupuestos familiares del INE. Un quintil es un 20% de la población. Fuente
Como están por quintiles (20%), no es traducción directa pero nos apañamos: El 20% de los hogares con mayor gasto gasta más de 57.209 euros al año, unos 4.767 euros al mes, por lo que el 10% más rico gasta bastante más que eso. El 50% de hogares con un gasto más bajo deben gastar unos menos de 25.000 euros al año, unos 2100 al mes3. El 40% de los hogares en medio debe gastar aproximadamente entre 25.000 y 45.000 euros al año (entre 2000 y 3750 al mes).
30/45/25: la distribución de la huella de carbono por grupo social
La huella de carbono per cápita o por hogar es útil para ver las desigualdades a nivel de hogares pero el impacto total depende del tamaño de cada grupo. Al fin y al cabo el 1% más rico emite mucho pero son… eso, sólo el 1%.
Cuando vamos a la emisión por cada uno de los grupos considerados en el WID lo que obtenemos es esto,
el 1% más rico emite el 8% de las emisiones
el 10% más rico emite el 27% de las emisiones
el 40% de en medio emite el 43% de las emisiones
el 50% más pobre emite el 29% de las emisiones
que, a grandes rasgos, coincide con lo obtenido por el estudio del BBVA basado en las compras de los hogares de sus clientes que aparece en la siguiente tabla.
Tabla 3. Huella de carbono por hogares según el informe de BBVA. Los percentiles en este caso son el 1%, el 5% y el 10% que más consumen, el 40% de en medio y el 50% que menos. Hay también medidas de desigualdad como el Coeficiente de Gini o las ratios entre el 10% que más consumo y el 10% que menos (p90/p10). Fuente.
En ambos casos observamos que el 10% más rico emite lo mismo que el 50% más pobre. Una estructura 30/45/25 de emisiones para el 10/40/50 de hogares por consumo.
Figura 3. Distribución de emisiones por grupos sociales en forma de bandera de Checoslovaquia en tonos pastel. (Elaboración propia)
Como muestra la figura 3, es una estructura bastante estable en el tiempo.
Figura 3. Evolución de la huella de carbono por grupo de emisiones. Fuente
Los límites de la redistribución para reducir las emisiones.
Es habitual en la izquierda centrarse en el 1% o en el 10% pero lo primero que muestran estos datos son los límites de la redistribución como forma de reducir emisiones.
Para cumplir con el compromiso del Acuerdo de París de no superar los 2ºC, se calcula que los países europeos deberían reducir su huella de carbono per cápita a unas 5 tCO2-eq en 2030 (Chancel, 2022)4. Para el caso de España eso implica una reducción de emisiones del 35%.
Por ejemplo, si el 10% más rico emitiese como el 40% de en medio, reduciríamos las emisiones en un 15%, una cantidad notable pero lejos del 35% necesario. Un caso más extremo, que el 10% más rico tenga la huella de carbono del 50% más pobre (¡Guillotina de emisiones!) La reducción sería de un 20%.
Una (admitamos imposible) reducción perfectamente equitativa hasta una situación igualitaria de 5 tCO2-eq, implicaría que el 10% más rico debería reducir un 75% su huella de carbono (pasando de 20.8 a 5), el 40% de en medio debería reducir un 40% su huella de carbono, mientras que el 50% de menor renta podría aumentarla hasta un 8%
La cosa empeora si tenemos en cuenta la redistribución hacia arriba. Si esas bajadas van acompañadas de subidas de gasto que hiciesen que el 50% de abajo emitiese como el 40% de en medio las emisiones no sólo NO disminuyen sino que aumentarían un 7% y un 3%, respectivamente. Si mantenemos al 10% más rico como antes aumentarían un 25%.
Acabar con la desigualdad de renta y de emisiones es importante por muchos motivos, pero es insuficiente para reducir las emisiones a niveles seguros. Ahora bien, políticamente sí es importante que los esfuerzos se repartan de forma justa y, sobre todo, que se perciban como tal. Por eso, hay medidas que aunque tengan poco impacto en las emisiones pueden ser simbólica y políticamente importante, como la reducción de vuelos de jets privados o la limitación de otros comportamientos de super-lujo. Hace tiempo escribí sobre esto con Emilio Santiago aquí así que no me extiendo
La transición ecológica requiere transformaciones estructurales que van a afectar al modo de vida (por ejemplo pasando de usar coche a transporte público o cambiando la dieta) y a las tecnologías (pasando de coche diésel a coche eléctrico, electrificando las calefacciones) de la clase media y la clase baja. Veamos dónde deben ocurrir principalmente esos cambios.
El coche y la casa: La composición de la huella de carbono del consumo de los hogares
¿Cuáles son las actividades que más contribuyen a nuestra huella de carbono? Este gráfico del BBVA es interesante. En el círculo interior está el porcentaje de gasto y en el círculo exterior está el porcentaje de emisiones en un hogar promedio.
Movilidad y vivienda, el coche y la casa, suponen el 70% de la huella de carbono (a pesar de ser el 30% del gasto) de un hogar promedio.
Figura 4. Porcentaje de la huella de carbono (círculo exterior) y porcentaje de gasto (círculo interior) de un hogar promedio en España dividido por categorías de consumo Fuente
Por supuesto, la composición de la huella de carbono también presenta desigualdad. Por ejemplo, en el artículo de Ivanova se ve la desproporcionada contribución de los vuelos en el 1% de hogares europeos más ricos, un 40% (frente al 13% del 10% más rico).
Figura 5. Composición de la huella de carbono por tipo de consumo de los hogares europeos agrupados por cantidad de consumo (el 1% que, más, el 10% que más, el 40% de en medio y el 50% que menos consumen). Fuente
La siguiente gráfica del estudio del BBVA muestra también que la contribución de cada tipo de consumo a las emisiones es muy diferente en cada grupo de renta. Para los deciles de más renta la principal contribución a la huella de carbono es el transporte (terrestre y aéreo), que alcanza en torno al 50% de su huella de carbono, mientras que para los hogares más pobres supone en torno a un 20-35%.
Figura 6. Composición de la huella de carbono por tipo de consumo de los hogares según sus percentiles de consumo Fuente
De hecho, el transporte es la principal fuente de desigualdad en las emisiones: el 10% más rico emite el 30% del total y emite 16 veces más que el 10% más pobre (el doble que en las emisiones totales).
Para los hogares con menores rentas, la principal contribución a la huella de carbono son la alimentación y vivienda (fundamentalmente la energía consumida), que suponen un 60% de sus emisiones (frente a en torno a un 30% de los hogares más ricos).
Conclusión: un bloque climático que incluya a las clases medias
El análisis de la distribución de la huella de carbono en España muestra varias cosas: a la insuficiencia de las estrategias de cambio de los consumos individuales se añaden las limitaciones de pensar la descarbonización como responsabilidad exclusiva de las rentas más altas. Efectivamente su huella de carbono por hogar es enorme pero al no ser tantos modificar su nivel de vida hasta lo que emiten las clases medias o incluso al 50% de los hogares más pobres tendría una contribución limitada (aunque simbólicamente sea importante).
Quizás la principal conclusión es que una tarea crucial del ecosocialismo es descarbonizar las clases medias5: un grupo grande (40%) que supone casi el 50% de la huella de carbono de España. Eso implica poner en marcha políticas públicas que reduzcan sobre todo las emisiones de las viviendas y replantear la movilidad y transporte. O sea: el coche y la casa, seguramente los dos grandes símbolos del clasemedianismo hispano.
No hace falta decir el profundo peso simbólico y político que tienen en nuestras sociedades las clases medias. Por eso, para descarbonizar las clases medias implica, ante todo, una estrategia política viable.
Lo que trataré de mostrar en otros textos es que el ecologismo debe intentar articular una coalición climática y democrática mayoritaria que permita una transición ecológica socialmente justa para la clase trabajadora, políticamente aceptable para (una parte de) las clases medias e impuesta al capital y los más ricos. Dicho de otra forma: un reto fundamental de la transición ecológica es aumentar el nivel de vida de la clase trabajadora sin aumentar su huella de carbono y reducir la huella de carbono de las clases medias modificando su modo de vida sin perjudicarlo.
Las diferentes configuraciones posibles de este bloque climático y democrático, o la incapacidad de hacerlo viable, condicionarán junto a la habilidad política de sus componentes las posibles trayectorias de la transición ecológica en España.
Apéndice: nota metodológica
La característica principal de la huella de carbono es que integra las emisiones directas (las que produce in situ el coche o las calefacciones de gas) pero también las indirectas, es decir, las que se generan durante el proceso de producción de los productos y servicios que consumimos.
Para medir las huellas de carbono indirectas de los hogares se utiliza una medida de consumo del hogar (o la persona) que se multiplica por una matriz input/output que asocia dichos consumos a las emisiones en su lugar de origen, que en muchos casos es en otro país. Las diferentes metodologías usan distintas medidas de consumo y diferentes matrices ambientales.
World Inequality Report
La metodología del WID puede encontrarse aquí y aquí Como datos de consumo utiliza la metodología DINA ( Distributional National Accounts) que corrige las encuestas de presupuestos de hogares con datos fiscales ya que las encuestas no miden bien la renta y la riqueza de los hogares más ricos. Para la matriz I/O ambiental utiliza los datos del Global Carbon Project
Informe BBVA
El informe del BBVA utiliza como estimación del consumo de los hogares españoles una muestra de miles de millones de transacciones de 1.8 millones de clientes del BBVA, este estudio puede encontrarse aquí. La obtención de la huella de carbono a partir de dichos consumos se hace utilizando las matrices ambientales Input/Ouptut desarrolladas por el INE. Viene descrito aquí
Ivanova et al, 2020
Ivanova utilizó las Encuestas de Presupuestos familiares de Eurostat de 2010 como estimación de los consumos de los hogares. Las intensidades de carbono de los productos se hallaron usando las matrices I/O ambientales de la base de datos EXIOBASE. La metodología detallada está aquí
Suele decirse que la huella de carbono es un invento de la petrolera British Petroleum para desviar la atención de su responsabilidad a la responsabilidad individual. Esto es sólo cierto a medias. Es cierto que dicha campaña de 2006 de BP hizo mucho por conocerla, pero BP no fue la primera en usar el concepto que, de hecho, procede del concepto de “huella ecológica” (medido en superficie) desarrollado en los 90 por Van Rees y Wackernagel con el objetivo de medir la “capacidad de carga” de la humanidad en un planeta finito y, más concretamente, mostrar que las ciudades dependen de áreas mucho más grandes que las que ocupan.
El debate entre acciones individuales y cambio estructural es una constante en los movimientos transformadores que difícilmente se puede resolver a priori y suele ser un error plantearlo como cosas excluyentes: los cambios individuales son tan necesarios como insuficientes y, además, muchas veces el cambio estructural surge en última instancia de comportamientos individuales (de consumo o activistas) cercanos el heroicismo cotidiano.
Los percentiles 40 y 60, quintiles 2 y 3, están entre 23.142 y 29.149 euros al año así que por ahí debe andar.
La huella de carbono per cápita promedio global compatible con unos 1.5ºC (un objetivo que muy probablemente murió con la victoria de Trump) es de unas 2,3 t CO2eq en 2030.
Esta idea así expresada se la escuché por primera vez a Rosa Martinez en el encuentro Oasis que hicimos en Barcelona en marzo de 2023 y me ha perseguido desde entonces.