La política de los modelos de bienestar poscrecimiento
Cómo y con quién construir esta coalición poscrecimiento es la cuestión más urgente e importante a la que se enfrenta el ecologismo hoy en día.
Kazimir Malevich - Aeroplane Flying, 1915
TL; DR:
Existen diferentes variedades de capitalismo en función de qué instituciones usan para generar y repartir crecimiento. Para ser estables estos modelos de crecimiento necesitan que se formen bloques sociales o coaliciones dominantes en los que se establece un compromiso sobre lo que es negociable o no en un modelo de crecimiento.
Igualmente pasará con las transformaciones ecológicas como el establecimiento de modelos de bienestar dentro de los límites del planeta. Los modelos de bienestar también serán específicos de región y de época y su estabilidad también necesitará de la creación de un bloque socio-político que lo sostenga. Cómo y con quién construir esta coalición poscrecimiento es la cuestión más urgente e importante a la que se enfrenta el ecologismo hoy en día.
Modelos de crecimiento
La Economía Política Comparada (CPE) estudia las diferentes variantes institucionales que puede adaptar el capitalismo en función de las épocas históricas y las condiciones concretas nacionales. Aunque la relación social fundamental es la misma desde que Marx la estudiase en el siglo XIX, cada país y época presenta unas condiciones, unas estrategias empresariales, un peso diferente del consumo o las exportaciones y unas instituciones diferentes para regular el conflicto capital-trabajo o el capital financiero. Junto a estas características, para la CPE son especialmente importantes las condiciones de estabilidad política de cada forma concreta de capitalismo (las coaliciones socio-políticas, los partidos, la organización de la competición electoral…) y su relación con las instituciones o características económicas.
Las diferentes escuelas de la CPE tienen como punto de partida la noción de crecimiento, puesto que siguiendo a Streeck, “el capitalismo es un orden social cuya estabilidad depende de su capacidad de satisfacer expectativas de mejora material”(Baccaro et al. 2022). Así, Peter Hall, desde una perspectiva neokeynesiana, habla de “regímenes de crecimiento” como prácticas institucionalizadas de creación y redistribución de crecimiento económico (Hall 2022a)1. Mientras que Bacarro, Blyth y Pontusson, desde el postkeynesianismo, hablan de “modelos de crecimiento” para describir cómo están organizadas las economías en función del peso de cada uno de los componentes del PIB (consumo, inversión, exportaciones, etc) (Baccaro et al. 2022)
Si en el plano económico la idea central es entender cómo se crea y se reparte crecimiento económico en tanto que última ratio de legitimación de las economías capitalistas, ¿cuál es la idea central en el plano político? Algunos autores parten de Gramsci para plantear como centrales la existencia de “coaliciones de crecimiento dominantes”(Baccaro et al. 2022) o “bloques sociales dominantes” (Amable y Palombarini 2009, 2023) que dotan de estabilidad política al régimen o modelo de crecimiento subyacente. La formación de un bloque social no está asegurada. Si se forma, el régimen de crecimiento es temporalmente estable, si no se forma, entra en crisis temporal u orgánica.
Un bloque social o coalición de crecimiento opera en dos niveles. Por un lado a nivel entre las relaciones de los llamados “grupos productores”, básicamente empresarios y trabajadores organizados a un nivel de intereses económicos. Esta es la política de las huelgas, las llamadas a Ministros, ganarse a las burocracias, los sindicatos, los foros empresariales, la negociación colectiva, etc. El otro nivel es la competición electoral donde los grupos sociales y económicos que sustentan un determinado modelo de crecimiento deben garantizar un apoyo mayoritario suficiente de los ciudadanos canalizado a través de partidos políticos.
Para Peter A. Hall, cada régimen de crecimiento está asociado a un determinado régimen de representación (Hall 2020, 2022b). Estos regímenes implican un determinado equilibrio entre política de grupos productores y competición electoral a la hora de condicionar las decisiones. Esta última, además, viene determinada por uno o más clivajes2 o divisiones sociales fundamentales que organizan la competición electoral en torno a ellos y en torno a las cuales deben organizarse las “coaliciones ganadoras”
De forma similar, la visión “neorrealista” de (Amable y Palombarini 2009, 2023) parte del conflicto social para establecer que todo bloque social dominante es un compromiso temporalmente estable que regula dicho conflicto. Un bloque o coalición dominante implica un acuerdo no explícito en el que los fundamentos económicos del modelo no se discuten pero otros están sujetos a renegociación constante a través de interacción política electoral o fuera de ella. Por ejemplo, durante el capitalismo de posguerra, algunos elementos como la intervención del estado en la economía, la relación entre productividad y salarios que permite el aumento de la demanda, el desarrollo del estado del bienestar pero también la propiedad de los medios de producción eran aceptados por trabajadores y empresarios. A través del conflicto sindical y las elecciones los diferentes agentes de la coalición negociaban la redistribución de los frutos de dicho modelo económico.
Más allá del crecimiento: modelos de bienestar
El objetivo final de una transformación ecológica profunda es conseguir una economía del bienestar sostenible, es decir: compatible a largo plazo con los límites planetarios. Esto implica abandonar el crecimiento material infinito (y su impacto ecológico asociado) y alcanzar algún tipo de sociedad de estado estacionario (Daly 1992) que limite el impacto ecológico humano a lo que el planeta puede regenerar.
Según su relación con el crecimiento, el ecologismo puede dividirse en tres grandes corrientes: Los partidarios del crecimiento verde, sostienen implícita o explícitamente que el crecimiento económico sí se puede desacoplar parcial o completamente del impacto ecológico. Los decrecentistas, que sostienen que crecimiento económico y crecimiento material no se pueden desacoplar (Parrique 2019, 2022). Y, por último, quienes, por diferentes motivos, prefieren mantener una posición agnóstica sobre la relación entre ambos, cuya postura puede denominarse a-growth o poscrecimiento (van den Bergh y Kallis 2012; Van Den Bergh y M 2017) A primera vista podría parecer que sólo desde el crecimiento verde se podría usar el marco de la economía política comparada, pero es una visión simplista. Basta con pasar de un marco que equipara (aunque sea problemáticamente como hace el postkeynesianismo) crecimiento y prosperidad o bienestar a uno en el que, cómo mínimo, esa relación no se da por supuesta.
Desde esta perspectiva una sociedad sostenible se fundamenta en un modelo de bienestar o prosperidad sostenible, es decir, en un conjunto de instituciones económicas y políticas que producen y reparten bienestar y ese modelo debe apoyarse sobre un bloque social dominante que le dote de estabilidad política.
Para esos modelos de bienestar aplica lo mismo que se considera para los modelos de crecimiento: Los modelos de bienestar sostenible y poscrecimiento serán específicos de época y de país debido a efectos físico-geográficos (por ejemplo la irradiación solar o el viento que determinan el mix energético renovable), efectos de dependencia de camino desde el modelo de crecimiento que procede, la configuración política y correlación de fuerzas de cada coyuntura así como la situación internacional y geopolítica.
No habrá una economía de estado estacionario como no hay un capitalismo, más allá de los libros de texto. Habrá formas históricamente, geográfica y políticamente situadas de economías capaces de garantizar prosperidad para la mayoría dentro de los límites del planeta.
Estas consideraciones generales aplican independientemente del modelo económico que uno tenga en mente: sea un capitalismo verde, un socialismo de mercado democrático o una economía planificada. Todos partirán de una sociedad previa insostenible que determinará muchas características de la siguiente, deberán establecer instituciones para gestionar conflictos, para repartir la prosperidad y para contener el impacto ecológico dentro de unos límites, se adaptarán a condiciones físicas y geográficas características, y lo harán en un contexto de relaciones internacionales de dependencia mutua. Igualmente, todos deberán establecer instituciones que estabilicen y legitimen políticamente el modelo y en las que se producirá competencia política3.
Articular un bloque social poscrecimiento
Lograr una transformación ecológica profunda de nuestras sociedades implica plantearse la perspectiva macroeconómica de la misma: ¿cuantas renovables hacen falta? ¿Qué sectores deben crecer y cuáles decrecer? ¿Cuánto tiempo se ha de trabajar?, ¿Cuánta energía se puede consumir? etc. Podemos ir a un nivel más abstracto y preguntarnos cuál es la combinación de relaciones sociales que hacen falta: ¿cuánto mercado y limitado a qué productos? ¿Cuánto estado y para qué? ¿Cuánta planificación?, etc. Todas esas cuestiones son necesarias y relevantes y, de hecho, forman parte de debates bastante habituales4.
Mi sensación es que existe todo un otro conjunto de cuestiones igualmente necesarias y relevantes a las que el ecologismo está prestando menos atención. Son las relacionadas con la viabilidad política de dichas propuestas. En sociedades democráticas (y capitalistas) como las nuestras, cualquier transformación económica o ecológica debe ser políticamente viable. La viabilidad política de una política pública implica que hay un conjunto de actores políticos (partidos, organizaciones, sociedad civil, sindicatos, etc.) suficientemente amplio que tiene el poder de conseguir, utilizando diferentes recursos, que la mayoría de la sociedad la acepte o la tolere teniendo en cuenta que siempre existe otro conjunto o conjuntos de agentes políticos que hará todo lo posible por evitarlo. Por su amplitud y profundidad, las transformaciones ecológicas pueden ser considerados paquetes de políticas públicas aplicadas en diferentes ámbitos y esto implica, en última instancia, la necesidad de articular un bloque o una coalición socio-política que los impulse y defienda5: los bloques sociales dominantes de los que habla la CPE.
Cómo y con quién construir una amplia coalición poscrecimiento capaz de impulsar y estabilizar políticamente un modelo de bienestar dentro de los límites planetarios es la cuestión más urgente e importante a la que se enfrenta el ecologismo hoy en día. Hay que plantearla en abstracto (por ejemplo, ¿qué actores se articulan en un bloque social? ¿son movimientos, son fracciones de clase, son identidades? ¿en torno a qué lo hacen? ¿son líderes, son discursos o visiones del mundo? ¿son organizaciones?) pero, sobre todo, hay que aterrizarla en la coyuntura concreta actual, en la Europa y la España de 2023-24: una aceleración de los impactos climáticos junto a una revolución tecnológica (desigual) que nos permite tener soluciones técnicas para la gran mayoría de las emisiones, el avance internacional de un bloque de derecha y ultraderecha retardo-negacionista en el marco de una política bibloquista en la que hay pocas transferencias entre bloques pero fronteras porosas dentro de los mismos y una alta conciencia climática abstracta con traducciones muy contradictorias en el apoyo a medidas concretas.
Bibliografía
Amable, Bruno, y Stefano Palombarini. 2009. «A neorealist approach to institutional change and the diversity of capitalism». Socio-Economic Review 7(1): 123-43. https://doi.org/10.1093/ser/mwn018 (23 de noviembre de 2023).
———. 2023. «Multidimensional social conflict and institutional change». New Political Economy 28(6): 942-57. https://doi.org/10.1080/13563467.2023.2215701 (26 de noviembre de 2023).
Baccaro, Lucio et al., eds. 2022. Diminishing Returns: The New Politics of Growth and Stagnation. Oxford, New York: Oxford University Press.
van den Bergh, Jeroen C. J. M., y Giorgos Kallis. 2012. «Growth, A-Growth or Degrowth to Stay within Planetary Boundaries?» Journal of Economic Issues 46(4): 909-20. https://doi.org/10.2753/JEI0021-3624460404 (26 de noviembre de 2023).
Daly, Herman E. 1992. Steady-State Economics. Earthscan.
Hall, Peter A. 2020. «The Electoral Politics of Growth Regimes». Perspectives on Politics 18(1): 185-99. https://www.cambridge.org/core/journals/perspectives-on-politics/article/electoral-politics-of-growth-regimes/B2E6C55E34429CCDDD57E22B162CD928 (23 de noviembre de 2023).
———. 2022a. «Growth Regimes». Business History Review: 1-25. https://www.cambridge.org/core/journals/business-history-review/article/growth-regimes/FDCCC92BA5A7F2C90D8987B0C21F081C (23 de noviembre de 2023).
———. 2022b. «The Shifting Relationship between Post-War Capitalism and Democracy (The Government and Opposition/Leonard Schapiro Lecture, 2021)». Government and Opposition 57(1): 1-30. https://www.cambridge.org/core/journals/government-and-opposition/article/shifting-relationship-between-postwar-capitalism-and-democracy-the-government-and-oppositionleonard-schapiro-lecture-2021/7A2BB70BAF1A46ECA4F5194270C7B12F (23 de noviembre de 2023).
Parrique, Timothée. 2019. «The political economy of degrowth». Doctoral Thesis (compilation).
———. 2022. Ralentir ou périr: L’économie de la décroissance.
Van Den Bergh, y Jeroen C. J. M. 2017. «A Third Option for Climate Policy within Potential Limits to Growth». Nature Climate Change 7(2): 107-12. https://www.nature.com/articles/nclimate3113 (26 de noviembre de 2023).
Hall distingue entre tres grandes regímenes de crecimiento a partir de 1945. La fase de modernización desde 1945 a 1975, que coincide con los 30 gloriosos. La fase de liberalización desde 1980 al 2000 y la época actual de crecimiento basado en el conocimiento. Cada una de dichas fases se caracteriza por una serie de estrategias empresariales y de políticas públicas complementarias.
La teoría de clivajes propone que existen grandes conflictos sociales subyacentes que determinan las principales identidades colectivas de una sociedad y a través de ahí sus sistemas de partidos. La teoría original de Lipset y Rokkan (1967), estableció la existencia de dos coyunturas críticas cada una de las cuales dio lugar a dos grandes clivajes. La revolución nacional que provocó el clivaje estado central-periferia y el clivaje estado-iglesia supranacional y la revolución industrial que provocó los clivajes campo-ciudad y obreros-empresarios. Los clivajes pueden cambiar con el tiempo debido a la evolución estructural de las sociedades y al impacto de fenómenos exógenos en las mismas provocando realineamientos políticos que se expresan en la aparición de nuevos partidos o en cambios en las líneas maestras de los existentes. A partir de los años 70 se produjo la aparición de un nuevo clivaje, el cultural o cosmopolita cuya principal marcador es tener educación superior.
Siempre se produce algún tipo de competencia y de legitimidad del régimen, también en el socialismo real. En este último caso, el mecanismo de legitimidad fundamental era un contrato social fuerte que implicaba trabajo seguro y un salario indirecto alto (en un contexto de baja disponibilidad de artículos) y una competencia política entre facciones ideológicas (conservadores versus renovadores) o sectoriales (ejército versus empresas públicas o academia).
Quizás porque las primeras vienen de la tradición de la economía ecológica y la modelización climática y los segundos de la tradición marxista, dos corrientes fundamentales para comprender el ecologismo moderno.
Nunca tengo claro si es mejor hablar de bloque social o de coalición post-crecimiento. La idea de coalición remite casi de forma inmediata a coaliciones electorales entre partidos (que pueden ser necesarias o no en función del sistema político pero que es, en todo caso, una parte del asunto). La idea de bloque da sensación de homogeneidad, de algo monolítico e ideológicamente coherente. Pero si hablamos de un bloque social o una coalición que lidera la transformación ecológica estamos hablando de algo mucho más amplio, heterogéneo y conflictivo y en evolución.